Por : Ezio Costa Cordella
Ayudante del Centro de Derecho Ambiental
Ayudante de Litigación Ambiental
Facultad de Derecho
Universidad de Chile
Desde el punto de vista económico, el hombre se desenvuelve dentro de un mercado.
Para que este funcione se deben cumplir ciertos requisitos que aseguren las condiciones mínimas que permitan a cada hombre desarrollarse dentro de él y desarrollar una vida adecuada en la que pueda satisfacer sus necesidades.
El mercado en sí en Chile no es regulado de manera exhaustiva, pero sí algunos factores que lo afectarían de manera importante. Estos factores, su estudio y desarrollo es lo que llamamos “Macroeconomía”.
La “Macroeconomía” tiene tal importancia en la estabilidad de un país, que su regulación viene entregada en muchas partes del mundo, al igual que en Chile, a un órgano especial, eminentemente técnico y alejado de los vaivenes de la política que supone la existencia de la democracia.
Este órgano es el Banco Central.
Ahora bien, desde un punto de vista biológico, el hombre se desenvuelve dentro de un “medio”, al que nosotros comúnmente llamamos “medio ambiente” y que comprende no sólo la naturaleza, sino todo aquello que rodea a la especie humana y le permite desarrollar su vida, como las ciudades y otros artificios.
Al igual que el mercado, el ambiente tiene que cumplir con ciertas condiciones para que la vida humana se desarrolle de manera normal. Algunas de esas condiciones parecen ser globales y de estudio complejo, es lo que llamaremos “Macroambiente”.
El “Macroambiente” o "Macroambientología" comprendería en este caso las políticas a largo plazos y los lineamientos generales sobre cómo hacer que nosotros podamos convivir con nuestro medio sin arrasarlo e inutilizarlo.
Al igual que en el caso de la Macroeconomía, se requieren miradas expertas y con gran proyección para que la sustentabilidad del desarrollo y la estabilidad del ambiente no vengan alteradas por políticas populistas o simplemente populares a la hora de gobernar.
Entonces, ¿Por qué no tener un “Banco Central Ambiental”?
Las políticas Macro sobre el medio ambiente no pueden estar entregadas a las autoridades políticas de turno, que tienen sólo 4 años (en nuestro sistema actual) para encantar a la población con buenos resultados a corto (y a veces a mediano) plazo.
Nosotros, electores comunes y silvestres, tendemos a tener visiones de corto plazo heredadas de la cultura del crédito y el consumo y por ello exigimos a nuestras autoridades (que tienen la misma visión) que satisfagan nuestras necesidades urgentes e inmediatas, sin preocuparnos de lo que ello podría acarrear a futuro. Tampoco existe un contrapeso en este sentido, pues lamentablemente las generaciones futuras no tienen ni voz ni voto.
Es por este problema, de la visión de corto plazo, que hace tiempo le fue quitado al poder de turno (y de paso a los votantes) la facultad de influir sobre la macroeconomía.
En el tiempo que ha pasado desde que eso ocurrió, nadie parece estar disconforme con dicha decisión.
Me parece que ahora es el momento de quitarnos la posibilidad de influir sobre las decisiones macro en materia ambiental para poder así proteger nuestro patrimonio (y de paso nuestras vidas) de mejor manera.
Debería ser un grupo de asesores expertos los que decidan por nosotros en esos temas, algunos iluminados que sean capaces de fijar un Azimut, un rumbo a seguir, que sea conciliador entre nuestras necesidades presentes y las de nuestros futuros descendientes que tendrán que enfrentarse a nuestros errores y virtudes.
Las decisiones del día a día, como la aprobación de proyectos específicos o declaración de algunas zonas como áreas de una determinada actividad económica no pueden entregarse, por supuesto. Estas debieran estar radicadas (o seguir radicadas) en un organismo estilo CONAMA, que cumpla con dicha función como tarea principal.
Pero la visión global, que responda a las preguntas claves, que fije los objetivos y los parámetros y que trace las líneas para la aprobación de proyectos, utilización de ciertas zonas, sustentabilidad energética, etc. debe estar entregada a un organismo autónomo, apolítico y técnico.
Aprovecharé el impulso para comentar los pasos que hoy se están dando en este sentido. Creo que el gobierno actual, con las mejores intenciones, ha errado absolutamente el camino.
La creación de un Ministerio del Medio Ambiente me parece de fondo equivocado, ya que si bien entrega mayor rango y jerarquía a la problemática ambiental, también la acerca aún más a la política contingente, lugar del que precisamente queremos alejarla.
1 comentario:
Yo creo que el problema que planteas no es exclusivo de los temas ambientales. Cuando hablas de "Macroambientología" y de "Banco Central Ambiental" viene a mi mente el concepto de POLÍTICA AMBIENTAL. Este no es un concepto que nos hayan enseñado en Derecho Ambiental en la escuela, pero es posible considerarlo revisando lo que se nos enseñó en Derecho Penal, me refiero a la POLÍTICA CRIMINAL. Quien se hace cargo en Chile de la política criminal? Un ministerio? Una superintendencia? Un banco?
Da la impresión que en Chile, sólo aprendimos de POLÍTICA ECONÓMICA y que las otras materias que se nos enseñaron no pasan de ser, al menos en nuestro suelo, conceptos para la academia.
Baste echar un vistazo a la crisis actual de nuestra flamante reforma procesal penal.
Mi punto es, necesitamos más instiucionalidad y más legislación, o necesitamos más bien de POLÍTICAS, en el sentido de planificación? Quién se haría cargo de ellas?
Publicar un comentario