07 marzo 2007

Iniciativa estratégica de biocombustibles

Sección Tribuna, El Mercurio, Jueves 1 de marzo de 2007

Por José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, y Richard G. Lugar, Senador Republicano de EE.UU.

Nuestro hemisferio tiene exportadores importantes de petróleo, como Canadá, México y Venezuela; e importadores, tales como los Estados Unidos, Chile, Uruguay y casi todos los países pequeños en América Central y el Caribe.
Y después está Brasil. A pesar de su gran población y fuerte desarrollo económico, Brasil se ha transformado de ser un importador significativo de petróleo (las importaciones eran 46% del consumo hace apenas 10 años), a un país autosuficiente en combustible. Los brasileños lograron esto en parte promoviendo la conservación de energía y trabajando arduamente para encontrar nuevas fuentes domésticas de petróleo.
Pero también apostaron fuerte al etanol producido de caña de azúcar. Desafiando un muy extendido escepticismo, los brasileños se lanzaron, hace casi 30 años, a utilizar el azúcar de caña de producción doméstica como una fuente independiente de energía. Y aunque la tarea sufrió reveses, Brasil ha sustituido hoy cerca del 40% de su consumo de gasolina por etanol. Incluso exporta etanol a los Estados Unidos, a pesar de un alto arancel.
Brasil ha utilizado una combinación de requisitos impuestos por mandato, incentivos fiscales, préstamos e investigaciones patrocinados por el gobierno, así como programas innovadores tales como "clusters de biocombustible" (negocios agrícolas a gran escala centrados exclusivamente en la producción de biocombustibles energéticos en áreas de crecimiento actualmente marginales) para ayudar a crear las economías a escala requeridas para una industria eficiente.Para distribuir el etanol a los consumidores, Brasil construyó una red de tuberías para transportarlo desde las instalaciones de producción hasta los proveedores domésticos de gasolina. Y más del 70% de los vehículos nuevos vendidos en el país son modelos de uso flexible de combustible, que pueden quemar una mezcla de hasta 85% de etanol y gasolina.La experiencia del Brasil contiene lecciones importantes para otros países importadores de petróleo en nuestra región. Conocemos los peligros de la dependencia excesiva de las importaciones de energía. Los precios pueden elevarse y el abastecimiento puede incluso interrumpirse, causando estragos en los presupuestos del gobierno, sofocando el desarrollo económico e incrementando el potencial de descontento social y la manipulación política de los proveedores del petróleo.
Esto es especialmente cierto para algunos de los países más pobres de la región, como Haití, Nicaragua y Guyana. Los desafíos que estos países en desarrollo enfrentan son agravados por los altos precios de la importación de petróleo.
No todos pueden producir caña de azúcar tan eficientemente como Brasil. Pero con la nueva tecnología celulósica que se acerca a un lanzamiento comercial, virtualmente cualquier clase de astilla de madera-biomasa, paja, basura agrícola, incluso abono de vaca, puede ser utilizado para fabricar biocombustibles.
La experiencia en Estados Unidos, que obtiene etanol del maíz y recientemente sobrepasó a Brasil como mayor productor del mundo, demuestra que la producción de biocombustible puede generar mayores ingresos y aumentar la creación de empleo en las comunidades rurales.
Los problemas de la dependencia del petróleo y el potencial que existe para los biocombustibles serán debatidos en junio, en Panamá, durante la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos. El tema central será la energía, incluyendo la búsqueda de las soluciones sostenibles para su producción y uso.Todo esto ofrece una oportunidad sin precedentes, tanto para Brasil como para Estados Unidos, de unirse en una alianza estratégica hemisférica que permitiría enfrentar dos de los mayores retos del continente: la inseguridad energética y la pobreza. Ambos países podrían dar un importante impulso al desarrollo del biocombustible en toda la región.En marzo, el Presidente George Bush viajará a Sao Paulo para reunirse con el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y firmar un acuerdo bilateral importante sobre biocombustibles, con el fin de mejorar la cooperación del sector privado en esta área, promover el uso de etanol en la región y comenzar a transformarlo en un "commodity" global. Éste es un buen primer paso, pero creemos que los dos pueden ser mucho más ambiciosos. Los presidentes Bush y Lula deben ampliar y potenciar la iniciativa, lanzando un programa conjunto de inversión, entrenamiento e investigación para construir capacidades de producción de biocombustibles a través de la región y del mundo.
Podrían utilizarse becas y préstamos de los bancos regionales de desarrollo para determinar las potencialidades de los biocombustibles en cada país. También podrían usarse inversiones y préstamos de Estados Unidos, de Brasil y de otros gobiernos interesados, así como fuentes del sector privado, para perfeccionar la tecnología celulósica, entrenar a agricultores para las cosechas de biomasa y construir instalaciones de producción de biocombustibles y sistemas de distribución. El senador Lugar presentará próximamente legislación en el Senado norteamericano para iniciar esta propuesta.
Tal programa de inversión podría, finalmente, crear un mercado próspero de biocombustibles en el Hemisferio Occidental, que aliviaría la pobreza, crearía trabajos y aumentaría ingresos, mejoraría la seguridad energética, fortalecería la independencia de las naciones y protegería el medio ambiente. Implementada vigorosa y ampliamente, esta asociación representaría un profundo cambio en la política de Estados Unidos hacia América Latina, y daría forma a una verdadera colaboración entre el norte y el sur, y a estrategias conjuntas económicas y de seguridad que beneficiarían a todos.
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Nota de la editora:
Para mayor información sugerimos el Informe Biofuels production, trade and sustainable development: emerging issues de la economista chilena Annie Dufey, investigadora del International Institute for Environmental Development.

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