19 enero 2010

El gigante dormido, por Rocío Alvarez*

* Nota de la editora:
Rocío Alvarez es egresada de Derecho de la U. de Chile. En el segundo semestre de 2009 cursó la clínica ambiental. Esta contribución al blog es parte de su participación en ese curso.

(Foto de Carlos Gutiérrez, Agencia Patagonia Press)
Uno de los puntos más criticados en la actual Ley de Bases del Medioambiente (pre-reforma) es la falta de mecanismos que tiene la ciudadanía de influir en una Resolución de Calificación Medioambiental. Sí, está consagrada para los Estudios de Impacto Ambiental, pero considerando el número de Estudios de Impacto Ambiental versus las Declaraciones de Impacto Ambiental actualmente en tramitación a nivel nacional, la diferencia entre uno y otro es abrumadora (52 y 625 respectivamente[1]). De ahí, que en ese punto, la reforma ambiental recoge cambios positivos al respecto. En ese mismo ámbito, tanto la creación de la Superintendencia como del Tribunal Ambiental son factores que implican una mayor injerencia respecto de los privados, y una mayor efectividad respecto de sus derechos, gracias a la división de potestades y una mayor especialización, aspectos esenciales en cuanto a medio ambiente se refiere. Sin embargo, otra cuestión de gran relevancia respecto al conflicto medioambiental es la asimetría del mismo, cuando se da entre dos privados. Esto sigue siendo un asunto delicado y preocupante.

Con la reforma medioambiental se han abierto varios flancos para los particulares, los ciudadanos, la gente común, aquellos de quienes muchos parecen hablar pero ¿dónde está su voz? Esta pregunta casi parece como un lamento lejano de algún artista de protesta, pero la duda permanece. ¿Dónde están los ciudadanos? Pregunta figurativa, obviamente. Pero este gran paso que se ha dado con la reforma medioambiental, y tal como han recalcado muchas ONG, se ha dado sin la participación ciudadana.

Esta pregunta se la hacen los políticos, los funcionarios de Gobierno, los diputados, los senadores y las ONG. Es un problema transversal, que tiene su impacto en muchos más aspectos que el simplemente medioambiental, es un problema internacional, pero que aquí también tiene mucha pertinencia.

Ahora, existen mayores expectativas de que los ciudadanos aparezcan con mayor fuerza en el marco del conflicto ambiental. Quizás los párrafos anteriores tenían mucho de exageración, hace poco el Ministro subrogante señala que actualmente se encuentran trabajando con más de 8000 organizaciones sociales a lo largo del país[2], mas, aún parece que el peso relativo de éstas sigue siendo menor.

Las nuevas herramientas para impugnar las decisiones tomadas en un Tribunal Ambiental son altamente favorables. La superintendencia jugará un importante papel, si es que cuenta con las herramientas adecuadas (y no solamente jurídicas, sino especialmente económicas y logísticas) para que las RCA no sean ilusorias.

El mismo hecho de que las exigencias para la participación ciudadana en las Declaraciones de Impacto Ambiental sean mayores que para la Declaración de Impacto Ambiental, aunque considero que es una señal errónea respecto de quiénes tienen el derecho a exigir la protección de los derechos, no es un asunto grave. Que incluso las decisiones de la ciudadanía no sean vinculantes no es tan fuerte como el problema de fondo: mientras no exista una educación efectiva en materia medioambiental, mientras el tema deje de ser discutido en pequeños círculos, mientras no haya una conciencia del verdadero peso de las decisiones que se toman a nivel macro en materia medioambiental y en fin, cuando el tema pase a tener mayor relevancia en el acontecer nacional y en el fondo, cuando sea la misma ciudadanía la que exija que los temas medioambientales tengan relevancia, ahí será cuando la cancha por fin se iguale.

Claro es que el Estado tiene que tomar una cuota de responsabilidad en la educación, en la participación de las decisiones importantes, pero este tema sobrepasa las posibilidades del gobierno, de las ONG e incluso de los privados. La cancha se igualará verdaderamente cuando despierte el gigante dormido, pero ¿cuándo ocurrirá? Como diría Mike Oldfield, sólo el tiempo lo dirá.


[1] http://www.e-seia.cl/reportes/icp3/rep-informe-proyectos-nacional.php
[2] http://www.conama.cl/portal/1301/article-47004.html


1 comentario:

Cristian Baros G dijo...

No soy entendido en leyes, al contrario, me considero un ignoto.
He presentado muchos articulos sobre ecologia y medioambiente, en mis blog de Ligas mayores,, y en Comunidad Ecologica, pero no saco nada en limpio si desde las altas esferas no se dictan leyes energicas para la conservacion del medioambiente. Hay pequeños detalles, que tal vez son insignificantes, pero tal como las ruedas de los engranajes de las máquinas, si falla uno falla toda la maquina. El tema en si se refiere a la falta de cultura de la gente, del transeunte en general, dado que si observamos un poco la calle, veremos que esta sembrada de basuras,que contaminan. Si hubiera una ley que obligara a los ciudadanos a COOPERAR EN FORMA EFICIENTE AL ASEO DE LA CIUDAD, se estarian ahorrando toneladas de basuras,por el solo hecho de botar un pedazo de papel en un basurero, y nó en la vereda.
De igual forma tambien se estaria ayudando a descontaminar el aire, si existiera preocupacion seria, por arborizar, por ejemplo todas las zonas aledañas a la capital, como ser Cerro Calan, Cerro Blanco, Cerro Renca. Al norte de Santiago hay muchos lugares que falta arborización. Preocuparnos de no cortar arboles en la ciudad, para hacer carreteras, y si lo hacen, que sean repuestos, creando parques que sirvan de pulmones.
En los buses del Transantiago, he observado que gente sin escrupulo, los rayan con garabatos. De igual forma, si consumen algun producto en el bus, no se dan el trabajo de botarlo en un cesto cuando lleguen a destino, sino que lo botan en el mismo bus.Se debe CREAR CONCIENCIA ENTRE TODOS, para evitar estas situaciones.