29 mayo 2007

Foro Energía III: Tres para un tango, por Julián Cárdenas

Tres para un tango es una colaboración nuestro corresponsal en Suecia, Julián Cárdenas. La entrada original está en su blog "Somos Uno". Julián es alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Actualmente está cursando un semestre de intercambio en la Universidad de Estocolmo, donde se ha interesado en el Derecho Internacional del Medio Ambiente. Más sobre el autor en las noticias de la Facultad.

REPORTAJE

Mucho se ha discutido últimamente sobre el Cambio Climático. Desde las energizantes palabras del ex Vicepresidente norteamericano Al Gore, “La hora de actuar ha llegado”, hasta las continuas menciones a sus efectos y consecuencias en los noticieros y periódicos de todo el Orbe; desde las numerosas críticas por la designación de nuestro ex Presidente Lagos al cargo de Enviado Especial de la ONU, hasta aquel desesperado llamado de Jacques Chirac a la creación de una Organización de las Naciones Unidas para el Medioambiente (mientras aun ostentaba la presidencia de Francia); desde la falta de lluvia en la Capital, hasta los movimientos telúricos en Aisén; desde el cambio de las temperaturas este año, hasta los altos niveles del ‘smog’; en fin, desde las múltiples repercusiones a nivel planetario, hasta cómo nos afecta en nuestro diario vivir, el calentamiento global dejó de ser un temor de algunos para convertirse, definitivamente, en una realidad para todos.

¿Qué más se puede esperar de un tema que amenaza con alterar, irremediablemente, el ordenamiento del Mundo tal y cual lo conocemos? Pues, sin ir muy lejos, nuestra vida cotidiana pareciera verse invariablemente afectada por el calentamiento global en todos sus sentidos. Así, desde el retiro de la nieve de la cordillera hasta el urgente cambio en los cultivos y en los sistemas de pastoreo, el Mundo entero se ve modificado por esta nueva realidad que se avecina.

Pero más allá de eso, más allá de cómo el Cambio Climático amenaza con cambiar nuestras formas de vida, resalta el cómo este ‘fenómeno humano’ anuncia un nuevo Orden Mundial donde la seguridad internacional se verá comprometida y las “Guerras del Nuevo Siglo” (tales como la contra Iraq) puede que dejen de ser una excepción.

Producto del Cambio Climático, las fuentes primarias esenciales para la existencia de vida en el Planeta (como el alimento, los lugares adecuados para su cultivo, y el agua) escasearán. A ello se suma la falta de idoneidad de algunos lugares para el desarrollo de energía hidroeléctrica como consecuencia directa de la disminución de las aguas lluvias, y las grandes pérdidas en el rubro del petróleo producto de los incendios naturales producidos por las altas temperaturas. Algunas naciones pequeñas pareciera están condenadas a desaparecer (como es el caso de los llamados ‘Estados Islas’), mientras muchas fronteras de países colindantes temen ser nuevamente cuestionadas cuando los ríos que las determinan modifiquen sus cursos. En fin, numerosas situaciones catalizadoras de conflictos internacionales surgen como consecuencia indirecta del tan renombrado calentamiento global. Y no son pocos los que dan cuenta de ello.

En un reciente debate de las Naciones Unidas sobre energía, seguridad y clima, la Secretaria de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Margaret Beckett, con el respaldo de sus colegas europeos, apuntó que la competencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cual comprende la protección de la paz y la seguridad internacional, es lo suficientemente extensa como para incluir al Cambio Climático dentro de sus amenazas.

La razón es simple: el Cambio Climático se ha convertido ya no sólo en una amenaza para la vida cotidiana y cómoda del ser humano (y para la existencia de la biodiversidad en el Planeta, valga decir), sino también para su existencia entera en cuanto deteriora la cantidad y calidad de los recursos naturales disponibles para una humanidad consumista, fomentando y alentando los mismos y numerosos catalizadores que a lo largo de la historia han derivado irremediablemente en guerra.

Pareciera ser verdad entonces que la paz y la seguridad internacional sí se verán comprometidas por el aumento de las temperaturas y por sus consecuencias directas e indirectas. Pareciera ser verdad que sí se puede argumentar que el Consejo de Seguridad tiene ‘algo que decir’ en este asunto del Cambio Climático. Y lo que es más, pareciera ser verdad que existe precedente que lo ratifique:

- En 1991 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó e hizo responsable a Iraq por, entre otras cosas, “los daños ambientales y el agotamiento de los recursos naturales” producidos luego de la invasión a Kuwait (Resolución 687/1991).

- En 1992, el Presidente del Consejo de Seguridad señaló que la inestabilidad en los campos económicos, sociales, humanitarios y ‘ecológicos’ se han vuelto efectivamente amenazas a la paz y la seguridad mundial (Doc. S/23500).

- Finalmente en 2001, luego de vincular la explotación ilegal de recursos naturales en la República Democrática del Congo con la continuación del conflicto armado en dicha nación, el Consejo de Seguridad reafirmó “(…) que asigna suma importancia a que se ponga fin a la explotación ilegal de los recursos naturales en la República Democrática del Congo y (…) que está dispuesto a considerar las medidas necesarias para poner fin a esa explotación” (S/RES/1355 (2001), nº 22), con lo que de plano extendió sus atribuciones para poder interceder y regular la forma en que fuese llevada a cabo la explotación de los recursos naturales cuestionados en dicho país, con motivo de reestablecer así la paz y la seguridad en la región.

Este último caso revela que sí existe precedente inmediato para una intervención del Consejo de Seguridad regulando directamente la actividad que ha generado el conflicto. Mas, conviene apuntar que el planteamiento de la Secretaria de Relaciones Exteriores del Reino Unido ha encontrado una fuerte réplica: los países en desarrollo comúnmente identificados como G-77 (el Grupo de los 77), han respondido duramente a este planteamiento alegando lo que para muchos resultará evidente: mediante un mecanismo tan poco democrático (como lo es el Consejo de Seguridad con 5 miembros permanentes con derecho a veto, cuales además vienen siendo los principales responsables del calentamiento global…) es posible que los intereses de unos pocos prevalezcan por sobre los de la Comunidad Internacional en su conjunto, protegiendo así a los ricos y poderosos a expensas de los débiles y corrompibles. Con ello, el debate volvería a ‘punto cero’ y la supuesta alternativa del Consejo de Seguridad dejaría de ser tal. Pero, si ya una vez el Organismo expandió su competencia (¿de pleno derecho?) para incluir consideraciones ambientales (la explotación de recursos naturales), ¿qué impide lo vuelva a hacer? Es más, ¿qué actitud debemos tener frente a esa posibilidad? ¿Será el Consejo de Seguridad, en caso de ser invocado, utilizado como una herramienta de bien o será, como teme el G-77, utilizado como un medio antidemocrático para proteger la estabilidad económica de unos pocos? Invariable ante estas respuestas, la gravedad del asunto radica en que el calentamiento global sí puede atentar contra la paz y la seguridad en el Mundo, especialmente si consideramos las (por fortuna aun débiles...) ‘enemistades’ que está generando entre las naciones que colaboran y aquellas que no lo hacen, por lo que el llamado a encontrar un consenso internacional al menos respecto de la oportunidad y el foro para discutir el tema, resulta imperante.

Es así como el debate surge con nuevos aires para encarar el Cambio Climático: ¿cuál es el escenario adecuado, idóneo, para discutir y combatir los efectos del calentamiento global, con miras a evitar resultados nefastos que amenacen la paz mundial? El Protocolo de Kyoto ya demostró ser una noble herramienta pero con escaso poder fáctico y coercitivo. Un nuevo texto internacional amenaza padecer las mismas falencias. La Asamblea General de las Naciones Unidas, quizá más democrática que el discutido Consejo de Seguridad, no representa la realidad contaminante internacional por lo que dista de ser el escenario preferido por todos los países involucrados. Y finalmente, el Consejo de Seguridad, aun con el precedente indicado en el área de la protección de los recursos naturales para mantener la paz y la seguridad internacional, ha sido acusado de ser una ‘posible herramienta para el beneficio de unos pocos’.

A veces, lamentablemente pareciera ser que sólo la buena voluntad de algunas naciones podrá impedir el colapso del Orden Mundial actual y el desencadenamiento de un conflicto bélico de proporciones. Mientras por un lado Estados Unidos continúe siendo el ‘rebelde sin causa’ en la protección ambiental (reparando en que sus supuestas ‘causas económicas’ se demuestran injustificadas a largo plazo al considerar el ejemplo de otras naciones desarrolladas que sí han introducido cambios y sí han realizado disminuciones), contrariando la voluntad y desesperación de la mayoría internacional, y por el otro, China mantenga su ruta contaminadora ‘necesaria’ (¿?) para el sostén de sus millones de habitantes, el deseo Mundial de encontrar una fórmula capaz de resolver este problema, de encontrar un consenso, se mantendrá latente sólo como una utopía. Ante este paradigma de “Gigantes Ausentes en la Batalla contra el calentamiento global”, incluso aquellas propuestas (que parecieran ser…) tan nobles como la reciente de Japón, “Enfriar la Tierra 50”, resultarán inocuas e ineficaces por no contar con la debida atención y participación de los grandes involucrados.

Recapitulando, el escenario vuelve a ser borroso y las soluciones siguen siendo complicadas. La idea del Consejo de Seguridad, si bien dinámica y quizá efectiva al momento de emprender acción, pareciera ser una nueva excusa para proteger las economías de los grandes involucrados. ¿Existe alguna posibilidad concreta de remediar esta gran falencia para habilitar este foro de discusión y acción? Sino, ¿qué alternativas reales nos quedan? ¿Cómo conciliar los intereses internacionales con los intereses nacionales, en aras de alcanzar un consenso capaz de enfrentar el calentamiento global? ¿Cómo moldear este escenario en donde la realidad climática actual y la urgencia que significa, los intereses de la Comunidad Internacional y su constante deseo de actuar, y los intereses de las diferentes superpotencias contaminantes que aun no asumen su verdadera responsabilidad, colisionan constantemente? ¿Cómo moldear este Tango para que los tres grandes involucrados lo puedan bailar en perfecta armonía? En esta batalla, en esta guerra por evitar futuras guerras, ésta es la única (y enorme) interrogante que nos queda por resolver.

Bienvenidas sean todas las sugerencias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

estimado julian,
de milagro encontre esta pagina! PARECE Q SOS LA PEROSNA INDICADA PORQE SABES MUCHISIMO!!
por favor por favor! tengo que hacer un trabajo para el colegio y la verdad q no tengo la mas remota idea de donde buscar algo relacionado con "conflictos por los recursos naturales en suecia"
pleaseee! si podes ayudarme aunque sea orientandome con alguna pagina -no encuentro NADA! -mandame un mail a

lole-25@hotmail.com

gracias desde ya!
Dolores

Anónimo dijo...

querido julian_:
tengo q hacer un tabajo para la escuela y no se si ustedes me puedan ayudar diciendome algo acerca del calentamiento global de como afecta a kuwait por favor si sabes algo hacerca oi una pagina mandame un email a : totijess93-112@hotmail.com

por favor !!!!!


gracias.
Totisha