Comentario de Nicolo Gligo, académico de la Universidad de Chile, publicado en mail list Diálogo Sustentable, y reproducido acá con su autorización.
El planteamiento de Hernán Durán aporta sustantiva e inteligentemente al debate que debería ir tomando fuerza en torno al nuevo Ministerio del Medio Ambiente. Cabe profundizar algunas de sus reflexiones.
Hernán afirma:
“... el objetivo económico global al que se debiera aspirar y en el cual deben insertarse las reformas estructurales es el desarrollo sustentable. Para lo cual se requiere avanzar simultánea e indisolublemente en el crecimiento económico, mejorando la equidad social e incrementando la protección de los recursos naturales para mejorar su estado de conservación para las futuras generaciones”.
En primer lugar, los que estamos en el mundo ambiental debemos tener meridianamente claro es que la afirmación de que el objetivo económico global es el desarrollo sustentable no pasa de ser, como él lo afirma, una mera aspiración. Hasta la fecha los planteamientos de los parlamentarios, salvo honrosas excepciones, de muchos profesionales, de más empresarios, y del gobierno está muy lejos de considerar el medio ambiente en sus preocupaciones. El desarrollo sustentable no pasa de ser una trampa semántica que ornamenta discursos. La adjetivación de la palabra desarrollo implica que éste es incompleto en su concepción integral y que el agregado cumple el rol de aspiración, tal cual lo cumple el desarrollo justo o el desarrollo equitativo. No me cabe la menor duda que el medio ambiente no es un invitado a la fiesta del crecimiento, sino que entró por la ventana, y que a regañadientes debe ser aceptado para no crear conflictos con algunos participantes, sobre todos extranjeros. Para pensar en una institucionalidad ambiental debemos asumir que aún un importante sector político y también
social del país está muy lejos de una preocupación ambiental profunda y verdadera.
En segundo lugar, con la actual modalidad de desarrollo que ha asumido el país, estoy seguro que es casi imposible avanzar “simultánea e indisolublemente” creciendo económicamente, mejorando la equidad social e incrementando la protección de los recursos naturales. Crecer económicamente tiene un alto costo ambiental que se ha ido incrementando con el pasar del
tiempo. Los esfuerzos de producción limpia en la industrial, las iniciativas para hacer una agricultura menos y contaminadora de recursos, aunque importantes, no han podido cambiar el signo ambiental negativo del crecimiento. Y lo más grave es que todas los debates tratan de vender la idea que vamos por buen camino, aunque las cifras digan lo contrario.
Debemos en consecuencia acercarnos a un diagnóstico veraz. Si asumimos entonces este diagnóstico podemos empezar a pensar en una institucionalidad más realista y, por ende más eficaz. O bogamos por una institucionalidad ambiental abiertamente de choque o bogamos por una institucionalidad articulada con el resto de la administracción pública que busque sólo “disminuir el grado de insustentabilidad del desarrollo” . Personalmente no creo que de para más que estra última opción....
Dejo hasta aquí estas reflexiones realizadas para incentivar el debate. Para más adelante iré aterrizando mis planteamientos.
Nicolo Gligo V.
Espacio creado en el año 2006 al alero de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile para opinar sobre la actualidad ambiental chilena e internacional. Editora: Valentina Durán Profesora de la Clínica Ambiental. En twitter @valeduran. Las opiniones son emitidas aquí a título personal y no representan a la Universidad de Chile ni a otra institución. Te invito a agregar tus comentarios al final de cada artículo.
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